lunes, 20 de noviembre de 2017

QUÉ EDUCACIÓN DAN LOS COLEGIOS HOY. QUÉ EDUCACIÓN QUEREMOS PARA NUESTROS HIJOS


Qué maravilloso artículo el que publica hoy el Mundo, en el Día Internacional del Niño.

Me ha reforzado en la idea y manera que en casa entendemos de la educación. A veces llegan las dudas, como a cualquier padre concienciado con este tema, puesto que los colegios de nuestros hijos (o, al menos, al que van los míos) hipnotizan con inputs constantes de flipped classes, con charlas ejemplificadas con vídeos donde niños y niñas tienen una tableta último modelo por cabeza (¡qué pasada!, decimos, dirán), donde nos venden que tenemos colegios tecnológicamente transformados. ¡Qué falacia!. Indaguemos sobre las razones.

¿Pero es que no nos damos cuenta de que cualquier ser humano necesita, primero, ser instruído, tener conocimientos, para después poder acceder a la gran ventaja que nos brinda el mundo online que tenemos hoy?.  Por el hecho de que cada alumno deba tener una tableta que llevar a clase un colegio no se transforma en tecnológico, de hecho puede empeorar habilidades “clásicas” que los niños poseían.

Cuando constato que los niños están perdidos porque los únicos materiales que tienen son unas escuetas presentaciones en power point de un profesor o, tan sólo, unas fotocopias de apuntes del propio profesor (pasadas a formato pdf), me dan ganas de gritar. Con un contenido, la mayoría de las veces, mínimo y escueto. Sin entrenamiento previo, sin compromiso por parte de los educadores en enseñarles el manejo de las herramientas online, sin el esfuerzo que requiere (como en cualquier ámbito de la vida) acompañarles y guiarles en la gestión de la documentación que se les envía, dónde archivarla, cuáles son los “códigos digitales” que aplican en un mundo conectado, no es posible que esos niños, ni con su mejor voluntad, saquen algo en claro y aprendan.

Es ilusorio pretender que ellos solos gestionen con criterio y madurez una información y unos dispositivos en los que no solo tienen acceso a “libros digitales”, sino también a internet, a mensajería instantánea, cámara de fotos y demás app preinstaladas en el dispositivo. Porque, seamos sinceros, ¿no nos pasa incluso a nosotros, adultos, que nos pasamos mucho tiempo diario en estos entornos? ¡Claro que sí!, pues cuánto más les ocurre a menores en pleno proceso de formación personal. Los niños no usan su tableta con fines puramente educativos, sino que se pasan tiempo fotografiando, enviándose mensajes o ¡jugando!, mientras los profesores no se lo impiden porque no se dan cuenta o no se la quieren dar (que eso supone educar y, claro, es ingrato).

A los chavales hay que acompañarles, y lo ha de hacer el profesor (no los padres, que la labor docente siempre ha sido de los primeros, aunque con el constante seguimiento por parte de los progenitores en comunión con aquéllos, por supuesto). Se hace hincapié en la importancia de desarrollar en los niños habilidades tales como argumentación, opinión, debate, presentación en público, habilidades técnico-digitales (que -por cierto- las llevan en los genes, son nativos digitales, así que no nos debemos preocupar). Pero se nos olvida que a éstas se llega después (o también) de haber estudiado filosofía, historia, matemáticas, arte, lengua, tras escribir ensayos, tras leer libros y epopeyas, tras entender a los clásicos.

A elaborar un buen mapa mental se aprende cuando se tienen los conocimientos previos; a hablar en público cuando se ha aprendido a memorizar; a opinar y dialogar y argumentar, siempre es posible cuando existe una base sólida de conocimientos previa.

Ahora están empantallados, desgraciadamente, también en el colegio.

Soy consciente del carácter personal de este post, de la vivencia que tenemos, en particular, con el colegio de nuestros hijos, pero en cualquier caso no dejéis de consultar el artículo recomendado, mucho más correcto, objetivo y, sin duda, contrastado que este desahogo mío.