martes, 8 de noviembre de 2016

“Feel the power, put on your cape & take a leap. Imagine what you could create”. Siempre se puede cambiar.



Esta frase aparece en un de los rótulos que inspiran las salas de la exposición  The art of the brick: DC Super heroes” en Madrid, de Nathan Sawaya, y creo que nos aproxima de forma certera a este artista. Pero mi intención no es hablar de la exposición, que ya lo hice, es otra bien distinta. Hoy se trata de hablar del decisiones de transformación, de comenzar el rumbo de una nueva vida (ya lo ha declarado, insisto, él mismo: “Rise to the occasion, feel the power, put on your cape and take a leap, imagine what you could create”

“Being happy as an artist pays better than being unhappy as a lawyer”.  Sí, era abogado, con una carrera prometedora, trabajaba en la firma Winston & Strawn, piso 47, in NYC,  especializado como corporate lawyer en M&A, securities y grandes transacciones. Pero a él le fascinaba crear figuras, de barro, de arcilla, de lo que fuera, también de LEGO®. Así que un día las sacó del baúl de los recuerdos que aún conservaba y con ellas empezó a construir figuras de gran formato. Y se le ocurrió colgarlas en una web que configuró. Era un hobby inocente al que necesitaba acudir por las tardes en su casa, cansado de largas y estresantes horas de trabajo legal echadas a la espalda. En esos días su vida discurría normalmente: un sueldo apabullante, un puesto cómodo y seguro. Pero aquéllo no era lo que internamente le motivaba. Él dibujaba, esculpía, abocetaba cuando terminaba de trabajar. Y resulta que la realidad le favoreció, cuando deseas algo intensamente todo se alinea y te promociona, generas un estado mental adecuado a la tarea que realizas y el “Kosmos” te escucha y devuelve la llamada. Y de aquellas fotos de sus trabajos caseros empezaron a surgir encargos por internet, de manera que debía dedicarse a su trabajo como abogado de despacho y, además, a fabricar las figuras que le solicitaban on-line sus “clientes”. A lo último se dedicaba por la noche.

Pero su sueño y su distracción le sobrepasó: los pedidos se acumulaban y había que darles salida, dilucidar: atrevimiento o continuidad. Ambas opciones no suelen funcionar. Hasta que decidió arriesgarse y saltar al vacío: empezó a crear algo para los demás y que también ayudaba a pagar sus facturas y, al mismo tiempo, creaba también para él. Corrían los años 90.

Pongámonos por un momento in his shoes: En el día que optó por el cambio, dejar una vida acomodada y fluir en la nuevas circunstancias que le ofrecía la vida. Su corazón acelerado, miedo por dentro, sensación de mareo, claro, la decisión estaba tomada muy de antes. Luego vino asumir la incomprensión del resto (es un gran error lo que vas a hacer…..), incluso que le cuestionaran su decisión, y de eso también aprendió, como ha dicho él mismo, porque en estos casos tienes que apartar la negatividad fuera de ti si quieres seguir tus sueños realmente. Y en los comienzos, cuando ofrecía sus creaciones a galerías, le daban con la puerta en las narices (las mismas que después le mendigaban una obra suya). Porque hay un momento en que no puedes tener una mano en una liana y la otra en tu nuevo sueño, hay que desasir una y, si quedan ganas, encomendarte. Y, al hacerlo, se vivencia el vértigo, se inicia la transformación, y tras ella llega la liberación.

Utiliza exclusivamente ladrillos cuadrados y rectangulares, los curvos u ornamentales están prohibidos (los que actualmente se presentan en los kits de construcción de LEGO®). Los colores son simples, primarios y algún gris, marrón o negro (algunas obras son monocromas). No hay cabida para artificios. Es la vuelta a lo originario. Y aún así crea figuras increíblemente bellas, como si nos indicara que trabajos complejos pueden concebirse con materia prima bien sencilla. Se atreve con obras icónicas como “la Mona Lisa”, “el Beso”, “El pensador”, el Discóbolo”, “El Grito”, “La joven de la perla” y no deja desencantados tampoco a los críticos, hay una dificultad técnica detrás que admira.

Tarda en componer una de ellas de unos días (el tamaño importa), a semanas o varios meses (su Tyrannosaurus rex le llevó un verano entero, con más de 500.000 piezas, y el Batmóvil dos meses). Tiene más de cinco millones de Legos siempre a mano en sus estudios de L.A. y N.Y. Constancia y empeño.

Las obras están huecas por dentro. Sobre las humanas él dice “las realizo en transición, como si presenciaran una metamorfosis”, “creo que (estas figuras) son fruto de mis propias transiciones en la vida, de donde venía y las emociones implicadas”. “Una transición del abogado al artista: de un trabajo seguro a una vida sin seguridades, pero en esa transición aprendes de ti mismo y de la gente que te rodea” (y de sus apalancamientos, que sólo logran frenarles).
La suya no es más que una reformulación novedosa a través de un instrumento accesible a todos, pero hay que idearla y él fue el primero que lo propuso.

Hemos conseguido hoy que los niños no jueguen. Y este artista decidió jugar. Hemos decidido por ellos (nuestros niños) que no imaginen. Y él decidió imaginar, amasar, reinventarse, y creer en ello perseverantemente, con trabajo y esfuerzo (no nos mintamos). Para crecer debemos saber qué hacer, aprender conductas nuevas, investigar otros caminos, actuar de manera diferente. Nathan Sawaya aspiró a una vida distinta, anheló más. Pensó en gigante.
"Yo deseo inspirar a otros, por eso utilizo piezas de LEGO®: para conectar con el arte tan rápido y sencillo como sea posible. Y usar LEGO® es una manera de inspirer a los niños (en particular) de forma inmediata a crear”. Ellos se sienten identificados porque ¿quién no atesora una una caja con estos pequeños ladrillos?.

Sus obras venden, y se venden muy bien. Son una puerta a la figuración y fantasía. Pero también seducen por su poética, nos gusta la reflexión íntima que algunas contienen. La concepción de este artista consagrado (parece que considerado por Artnet el octavo más influyente del mundo) fue fruto de una intuición, agudeza e iniciativa. ¿Visionario? No particularmente, confió en su delirio y tuvo el coraje de volar.

Ya ha fundado (2014) “The Art Revolution Foundation” porque sus convicciones han ido evolucionado. Desea que el arte sea una prioridad en escuelas y  hogares (“art is not optional”, comenta). “Parte de mi misión es hacer el arte accesible”, dice, porque, en último sentido, el arte hace a la persona feliz. A raíz de sus exposiciones masivas, se ha creado un movimiento de arte de lego, para adultos amantes de ensamblar estas piezas y perpetuar nuevas creaciones. Él colabora y se reúne con ellos. Y en la actualidad se está diversificando: trabaja en un proyecto en colaboración con el fotógrafo Dean West. Ha dado ya charlas en TEDx y viaja por todo el planeta con sus exposiciones.

Para los que se están buscando y quizá quieran dar un giro a su vida, Nathan S. sugiere arriesgarse en el cambio: “transition out of the life you don’t want into the life you do want. It doesn’t have to be  overnight. Make a plan for how you want to make the change” and “ cut out the negativity in your life. Cut out those people, colleagues, maybe even your friends and family who are telling you that you cannot make a change, or are taking too big of a risk”; “don’t give yourself a safety net. You would be surprised what you can do if you don’t have a way to go backwards!”

Nota: las traducciones son de la autora sobre vídeos del artista.