viernes, 20 de julio de 2018

NIÑOS DE MADRES TRABAJADORAS: ADULTOS FELICES



Para las madres trabajadoras que quizás en ocasiones nos hemos culpabilizado por no poder dedicar todo el tiempo que quisiéramos a nuestros hijos. ¡Hay esperanza!.... y un estudio de americano nos lo confirma.

Comparto este artículo de la Harvard Business School Gazette. Se ha publicado el texto completo de un estudio iniciado en 2015 sobre los efectos en los hijos de tener una madre que trabaja. Parece que las consecuencias, lejos de ser negativas, han dado como resultado que los hijos e hijas de madres trabajadoras incluso fomentan, según las conclusiones del estudio, la concepción de mayor igualdad de género (en el caso de los varones) y de una

Si bien EEUU se caracteriza por un deseo casi insano por hacer estudios, estadísticas y valoraciones de cualquier cosa que se les ponga por delante, sin valorar la existencia de un verdadero  interés social o científico, también es cierto que nos ofrece gran cantidad de material de gran valor para indagar sobre cualquier materia. Este es un ejemplo.

Parece que las hijas de madres que trabajan son más felices, sus ingresos medios son mayores, consiguen mejores puestos de trabajo y llegarán a categorías más altas que impliquen mayores labores de supervisión. Esto hará que el sentimiento de culpa disminuya en nosotras. La experiencia de una madre trabajadora que transmite a sus hijas está íntimamente relacionada con el desarrollo profesional de éstas. La impronta personal también es significativa: las hijas constatarán que trabajar es compatible con ser madre, no solo eso, que las madres son capaces de gestionar muchas más tareas que las que se quedan en casa y, además, hacerlo muy bien.

Afirma el artículo que los hijos son influenciados de manera distinta a las hijas cuando sus madres trabajan. Los primeros mantendrían una actitud de género más igualitaria, tanto en el lugar de trabajo como en las relaciones familiares y el hogar. Nada más leerlo me acordé de una anécdota que, asi bien no pasa de ser una simple muestra, es significativa y ahonda en la misma línea. Llevando a mis hijos y un amigo a un entrenamiento, escuché cómo el último hablaba distendidamente con el mío diciéndole que, en su casa, su madre era como la “chica” (en el sentido de cuidadora del hogar) que tenían en casa, que para eso estaba y no trabajaba. El hijo, según escuché, decía a su madre que tenía que hacer, comprarle o prepararle y ella, incuestionablemente, se lo hacía, compraba o preparaba. Entendía por tanto que aquéllo era una especie de derecho natural adquirido por el nacimiento y una obligación (absolutamente normal) derivada de la condición de madre no trabajadora. ¡Increíble! Mi indignación no salió de mi fuero interno, aunque ganas de intervenir no me faltaron. Pensé que este amiguito muy probablemente elegiría a una mujer "espejo" a su madre, por lo que el patrón de desigualdad se repetiría en su caso. El informe al que me refiero aquí me lo confirma hoy con datos.

Ya por último -y por si os sirve de ayuda-, tened en cuenta siempre que, mientras los niños están en el colegio o en la guardería, les da exactamente igual que sus madres se queden en cocinando una apetitosa tortilla de patatas o que estén frente a un ordenador en una oficina. Para ellos es neutral. Enfocadlo de esta manera y os sentiréis más liberadas.