ESCAPADA
ROMÁNTICO-CULTURAL:
S. Juan de
Duero.
Fundamental. Recogido, rehabilitado el interior, si lo visitáis al atardecer,
la experiencia es única. La luz que se cuela generosa entre los arcos del
claustro remueve las entrañas.
Ermita de S. Saturio: este noble decidió pasar su vida (treinta
años según parece) en una cueva, sobre la que después se levantó el templo (suele
ocurrir, ¿no os suena ésta misma historia? Lourdes, Fátima, Basílica de
Getsemaní…). El paseo es una revelación (recomendable a pie, aunque el coche
puede llevarse muy cerca de la ermita, evitándonos recorrer casi la mitad). Duración: una hora (ida y
vuelta). El recorrido empieza al otro lado de S. Juan de Duero (cruzando la
calle principal de la ciudad). Discurre todo él por la vereda del Duero, por un
camino ancho y fácil. Luego se complica, cuando nos acercamos a la ermita, pero
sin esfuerzos extremos. Todas las novias se quieren casar allí porque la fase
final de la ascensión sucede a pie y los vestidos de novia ondeando níveos al
viento o lánguidos sobre las piedras del camino logran que el reportaje
fotográfico de ese día tan señalado superen cualquier sueño, como si de un
cuento se tratara.
Iglesia del Espino. Soria fue lugar de
acogida de Antonio Machado. Al lado de esta iglesia se yergue el olmo que
inspiró su conocido y enternecedor poema.
Ruta machadiana: Instituto Antonio Machado
(impartía sus clases de francés), Esquina de Teatinos (en esta pensión vivirá
el autor y allí conocerá a la que luego será su mujer, hija de la patrona del
establecimiento) y La Laguna negra (y
paraje circundante), donde Machado se fue de excursión con amigos (corría el
año 1910) y se inspiró para sus obras.
Calatañazor: la que llaman “la fortaleza de
Gormaz” y tan codiciada allá por el s. X. Construida por los árabes (965), y
donde Almanzor, en la batalla de Calatañazor, perdió su tambor (y mucho más que
un instrumento). Es atacada por musulmanes en 1081, el Cid responde
violentamente en estos territorios musulmanes. Las calles tienen el encanto de
lo medieval. El castillo, con su torre del homenaje para subir, nos regala unas
vistas a los campos de Castilla abiertos hasta el horizonte verdaderamente
mágicas.
Rello: si tienes tiempo, su rollo es
diferente y curioso. No es de piedra: es de hierro, era un cañón del s.XV
S. Esteban de
Gormaz: Sin
duda hay que ir directos a su Iglesia románica de S. Miguel, una delicia. 1€ la
entrada (2€ si es con visita guiada). Silencio y claridad dentro, abandera ser
la primera iglesia románica con pórtico, antes que el de la emblemática
catedral de Jaca. Rehabilitada en 2007, por dentro merece ver el (sencillo)
vídeo que nos muestra las pinturas, firmas de canteros que no se ven a simple
vista y el corredor de madera que ya no se conserva. Si sois amantes de los
castillos, podéis daros un buen paseo hasta subir al que este pueblo castellano
brinda.
Dormir: El Parador de Soria es una
opción muy buena. Es moderno, rehabilitado, pero las vistas y el entorno son
inmejorables. Recuerda en su conjunto al Palacio de la Magdalena (Santander),
aunque en lugar del zoo descansa el cementerio (a distancia de paseo desde el
hotel). Si sois románticos, visitad la insustituible tumba de la dulce Leonor
Izquierdo, con su plaquita a los pies que dice: “Mi niña quedó tranquila/dolido mi corazón/ ¡Ay, lo que la muerte ha
roto/ era un hilo entre los dos!” ¿Primer amor? ¿el verdadero?, ¿quién fue Guiomar realmente:
realidad o ficción?, han llovido opiniones de un signo u otro.
Comer: Baluarte. Todo un homenaje que seguro os
merecéis. En esta época el menú es único y dedicado a la trufa (este invierno
tan soleado… inexistente, ha provocado la aparición tremendamente tardía de “el oro negro” y de los hongos de
temporada. Platos exquisitos, para dedicarles 2 honrosas horas que –seguro-
estaréis allí degustándolos.
Si venís de Madrid, un recuerdo: a la ida
podéis pasaros (domingos tarde permanece cerrado) por Almazán y comprar en la pastelería Gil sus famosas yemas (¡no defraudan!). Las hay al bombón (recubiertas de
chocolate negro) para los amantes del cacao. Hay una zona de cafetería por si
os las queréis “llevar puestas” o hacer una parada. La confitería: en medio de
un cruce de calles por la antigua N-II, tan sólo hay que desviarse por la
indicación de Almazán y seguir, literalmente, la carretera principal de la
localidad. Sin pérdida.
¿PLAN
FAMILIAR? ENTONCES… ¡LOS NIÑOS LO PRIMERO!
Dormir. Parador de Soria (siempre es valor seguro, los
niños son siempre bienvenidos y hacen ofertas). El plan está pensado para
sábado y domingo.
Numancia. Imprescindible para niños. La
entrada incluye la visita guiada ( : para niños resulta demasiado
larga). Pequeños y no tanto disfrutarán de las réplicas de la casas romana y celtibérica
que, con todo detalle, se pueden visitar por dentro y una parte de la muralla
sobre la que los numantinos hacían sus guardias para la defensa ante los
posibles ataques de la legión.
Si, además, les contáis esta historia, la del
asedio que duró casi un año, se quedarán prendados. La Historia dice así: los
romanos querían la plaza de Numancia, como lugar estratégico para la expansión
del imperio. Enviaron durante muchos años legiones incluso a cónsulesSólo hubo
una manera de conquistar a este pueblo guerrero y fuerte que plantó cara a los
temidos romanos: el asedio. Escipión (nieto del famoso Publio Cornelio Escipión,
el que dio muerte a Aníbal) fue el militar escogido. 9 plazas de ejércitos
romanos se instalaron en la zona, cortaron toda posibilidad de que los
numantinos se abastecieran. Sin suministros ni víveres, ni agua, resistieron como
pudieron (comiéndose incluso la piel de sus ropas, o a los que morían para
sobrevivir, bebiendo sus propios orines)
Calatañazor: Su castillo, recomendable para
niños, que pueden corretear, subir y bajar hasta agotarse mientras sus padres
fotografían las espectaculares vistas.
Los beatos y El
Burgo de Osma:
¿Qué es un beato? Son códices (libros) iluminados con vibrantes colores (de
tintes naturales) que comentan los textos del Apocalipsis de San Juan (escritos
en el S.VIII por un monje de San Martín de Liébana). Tienen valor incalculable
porque hay muy pocos. En la provincia de Soria hay uno especial: la catedral
del Burgo de Osma alberga uno de los beatos más valiosos (dicen) miniado de
1086. ¿Os animáis?
Comer: En Rioseco (camino al Burgo de
Osma), en el Restaurante Quintanares, muy recomendable. La
calidad/precio verdaderamente buena. Los niños pueden corretear fuera, no se
perderán, el pueblo es muy tranquilo y el restaurante está a las afueras. Sin
problemas de parking.
Paseo por el
Duero. En
la ribera del Duero, cerca de S. Juan de Duero, hay un camino (que lleva hasta
la ermita de S. Saturio) de agradable tránsito. A la vera del río, los niños
pueden correr a sus anchas. Hay una zona muy cuidada cerca del antiguo
“Lavadero de lanas”, donde hay un parque de ocio para disfrute de los más
pequeños. También al lado de este parque y los columpios y, si el tiempo lo
permite, hay un bar/cafetería (“Soto Playa”)
con una terraza absolutamente espectacular.
Esta tierra fue también camino del Cid,
visitada en su camino al destierro….. pero esa es otra historia.