jueves, 4 de julio de 2019

WILLIAM KLEIN. MANIFIESTO.




Dónde: Espacio Fundación Telefónica. Gratuito. Del 8 de junio al 22 de septiembre.

Fui para participar en una de las trece experiencias de realidad extendida de la Fundación Telefónica  sin éxito alguno (había un lleno total, imposible la entrada para esa tarde) Y terminé por azar en la exposición de “WILLIAM KLEIN. MANIFIESTO”, en ese mismo edificio, para mi asombro por la maravillosa sorpresa de los trabajos de este fotógrafo. Autor del libro Life is Good and Good for You in New York: Trance Witness Rebels (1956), de series de fotografías, director de cine, pintor (algunas obras transformadas con acrílicos y cartelería también se han traído).

Te acoge un primer espacio amplio, seccionado por unos vibrantes paneles giratorios que dividen una breve introducción a su obra de lo que fueron sus primeros pasos creativos de investigación sobre la luz y la sombra. Muy sugerentes sus abstracciones en B/N de bolas rodando, cuadrados difusos, los juegos de las bombillas en la noche del espectáculo neoyorkino. Él, por entonces, sólo era un veinteañero.

De inmediato la sensación del espectador cambia radicalmente. Ahora, en la siguiente sala, compartimos la visión de un Klein de fotografía callejera, de acercarse tanto al personaje que a veces se le vislumbran los poros, de series de Moscú, Tokio y -por supuesto- N.Y. (ahora estamos acariciando los años 50 y principios de los 60). Klein sale a la calle entusiasmado y curioso a retratar al hombre, con su gran angular que deforma a cualquier ser humano que se pone ante su lente. Crea un lenguaje intrusivo del bullicio, la risa cotidiana, las escenas comunes, de la gente que se le acerca y le hace una mueca, o le saluda, mientras el obturador se cierra y ellos quedarán vivos como memoria urbana para siempre.

Y de esas fotografías exuberantes, frenéticas, llenas de ritmo trepidante, frenamos dando paso a una mirada más sosegada. Al final, Klein experimenta con el cine, se adentra en la vida sofisticada de la mujer modelo. Crea iconos. Pero no deja de hablarnos del backstage de ese mundo a veces grotesco para él, reivindica la dureza de esta profesión, la de la pasarela, de la estandarización física de las maniquíes, de estereotipos ajenos a la realidad. Pero también sus fotografías de mujeres altísimas, guapísimas, ajenas al mundo y a cualquier conversación…. Divas de la pasarela y las portadas para cualquier Vogue….
Disfrutadla.