Si
visitáis Zaragoza o pasáis por ella rumbo a otra ciudad del Pirineo oscense,
haced una parada en el museo de Origami: la
Escuela Museo Origami Zaragoza (EMOZ). Os
encantará y mucho más a vuestros hijos, ya sean mayores o pequeños.
Un
museo, por encima de todo, entretenido. Cambia muy frecuentemente sus
exposiciones. La actual, hasta el 2 de diciembre de 2018, sobre geometría y
matemáticas, nos muestra unas figuras fractales de espectáculo.
Las
primeras salas comienzan con la historia de la papiroflexia, tanto en Occidente
como en Oriente. Antes del plegado de papel como lo entendemos ahora (plegado
simbólico) hay pruebas de que se utilizaba para envolver objetos, conservar
plantas, o como adorno a los regalos. El plegado recreativo, que inicia su
andadura con el de servilletas para engalanar las mesas aristocráticas a
finales del s.XVI (se dedica en Italia todo un capítulo de un tratado al del
plegado de servilletas, en un libro de 1629, y la Univ. de Padua enseña este
arte del plegado de tela).
Los
primeros modelajes de papiroflexia como tal no se encuentran hasta el s. xviii
(en el libro Hocus Pocu mproved o Sports and Pastimes). Parece que la
transmisión del plegado de papel de Oriente a Occidente, aun no siendo seguro,
pudo ser a principios de 1800, pues en un libro holandés aparece por primera
vez el plegado de un “junco chino” (o barco del rey y la reina o góndola),
siendo a partir de 1868 cuando las influencias son constantes.
En
China hubo escuelas de etiqueta conocidas (s.XVI) con plegados ceremoniales del
plegado de papel. En Japón no se conocen modelos de papiroflexia documentados
físicamente hasta el s.XVIII (la famosa grulla, bel barquito, etc.). Es a mediados
del s. XIX cuando se modelizan los plegados en el libro Kan-no-mado (Una ventana para el tiempo frío), que es una sección
de una colección de 50 libros (Kayaragusa) que desarrolla 49 ejemplos de
origami recreativo.
Hay
toda una sección dedicada a Akira Yoshizawa, quien defendió el arte del origami
sin cortes y fue padre de toda la simbología del origami que, a partir de la
publicación de su obra Atarashi Origami Geijutsu, se utiliza universalmente.
Las
últimas salas están reservadas para las exposiciones temporales, con maestros
actuales de esta técnica tan delicada y de resultados tan espectaculares como
lo son muchas de las muestras que se nos presentan para nuestro disfrute.
No os
perdáis los talleres que tienen disponibles donde los niños pueden dar rienda
suelta a su imaginación.